El Papa León XIV a los ciclistas del Giro de Italia: “Ustedes son un ejemplo para los jóvenes”

En una jornada marcada por el encuentro entre deporte y espiritualidad, el Papa León XIV recibió este domingo por la tarde a los ciclistas del Giro de Italia en su paso simbólico por la Ciudad del Vaticano. En una escena cargada de emoción y significado, los corredores hicieron una pausa en su recorrido final para saludar al Pontífice, quien les brindó una cálida acogida y un mensaje de esperanza y reflexión.

Desde la Plaza de los Protomártires Romanos, junto a la sacristía de la Basílica de San Pedro, el Papa saludó uno a uno a los ciclistas que atravesaban el corazón del cristianismo. “¡Bienvenidos al Vaticano! Es un placer saludarles en esta última etapa del Giro de Italia. Espero que para cada uno de ustedes sea realmente un día maravilloso”, expresó el Santo Padre.

La cita, heredera de una tradición iniciada durante el pontificado de Francisco, fue retomada con entusiasmo por León XIV, quien ha mostrado un particular interés en estrechar lazos con el mundo del deporte. La jornada, descrita como una "carrera al revés", ofreció un momento único en el que los corredores desaceleraron para vivir una experiencia de encuentro y contemplación.

El Papa subrayó el valor del deporte como medio para formar no solo el cuerpo, sino también el espíritu: “Gracias por todo lo que hacen, son verdaderos ejemplos. Y espero que, así como cuidan su cuerpo, también el espíritu sea siempre bendecido”. Además, hizo un llamado a los ciclistas para que continúen siendo referentes para las nuevas generaciones: “Sepan que son un modelo para los jóvenes de todo el mundo. El ciclismo es profundamente amado, no solo en Italia, sino en muchos lugares”.

León XIV cerró su mensaje con una bendición para los atletas y sus equipos, destacando la importancia de una visión integral del ser humano: “Que estén siempre atentos al ser humano en su totalidad: cuerpo, mente, corazón y espíritu. Que Dios los bendiga”.

El emotivo encuentro fue una muestra más de la apertura del Vaticano hacia los lenguajes universales de la cultura contemporánea. En este caso, el deporte se convirtió en vehículo de comunión, inspiración y mensaje de paz.